24.5.09

Hoy tengo ganas de llorar

Pero no os penseis que estoy triste o desanimada. Sí, tengo ganas de llorar pero de felicidad, de plenitud y de amor.

Aquí frente al portátil voy mirando como mi pequeño juega en la alfombra. Muchos atta vienen y van. Algunos de descubrimiento, otros de frustración. Y mientras él prueba el límite de su fuerza, de su seguridad y de su (tremenda) flexibilidad, yo observo asombrada por cada pequeño gran cambio que veo. Crece muy rápido y cada vez es un niño más fuerte, más sonriente, más feliz.

Me siento taaan llena de vida con él a mi lado, tan llena de amor que me desborda...

Lo quiero, lo amo y le admiro mucho por las veces que intenta sin conseguirlo, y lo fácil que olvida lo que costó cuando, al fin, lo logra. Me encanta verle crecer y, a la vez, me gustaría que todo siguiera siempre así.
Supongo que son sentimientos comunes a todas nosotras así que sé que en vuestra piel sabéis de lo que hablo.

Y como punto y final utilizaré esa frase que tiene Jenny en su blog que tanto me gusta (aunque -y discúlpame- algo modificada):
"Ser madre es saber que tu corazón andará vagando siempre fuera de tu cuerpo"

14.5.09

Palmas palmitas

... y volvimos a la casita de chocolate.

Hemos estado algunas semanas fuera (sí, otra vez) y han sido de lo más productivas. Hemos conocido gente, visitado a otra y disfrutado con todos. Pero lo que más me llama la atención es el cambio de mi pequeño. Ahmed Nur a vuelto enoooorme (al menos a nuestros ojos).

Mi rubito lindo ya empieza a ser un bebé grande que se comunica con la gente.
Estos días no solo sonreía a cualquier persona que se le cruzara sino que ha descubierto algo que le encanta: las palmas. Sí, tanto "palmas palmitas que viene tu mamá..." ha dado su fruto. Ahora no hace más que aplaudir cada vez que está contento, cuando algo le gusta mucho, cuando se aburre, cuando aplaudo yo, cuando decimos ¡¡bieeeeen!!, cuando quiere que le miren y hasta cuando está muy muy enfadado. Es decir, siempre.

Y si a este nuevo hallazgo le sumamos que se pasa el día hablando pues, sencillamente me lo comía. Está muy gritón, eso sí, pero no deja de hablar emocionado (ata, atta, atate, ate, tata).

La verdad es que crece muy rápido. Hace nada era un bebé pequeñito que solo lloraba y dormía, y ahora es un pequeño gamberrito que no puede estar quieto, que le encanta comer y tocarlo todo, que gatea hacia atrás, que sonríe con picardía y me llena la cara y la barriga de besos. Y es que esa es otra, ¡tiene pasión por mi barriga! ¿No será que la siente familiar?
Pues no se si será por eso, lo que si sé es que cada nuevo descubrimiento quiero estar a su lado porque así los dos aplaudiremos con ilusión y diremos con una sonrisa ¡¡atta!!